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Sonia Urquiza: La clave está en nosotras

Desde que Thomson Reuters me ofreció escribir este artículo, me he visto inmersa en un proceso de reflexión sobre mi trayectoria profesional que me ha llevado a distinguir dos periodos importantes. Por un lado, una primera etapa donde he ejercido esta profesión como profesional de una firma de servicios legales y, por otro lado, una segunda etapa, como fundadora y directora de mi propio despacho de abogados.

Comencé mi carrera profesional en una firma de abogados donde dediqué muchas horas de trabajo y estudio y donde adquirí experiencia y especialización trabajando para diversas empresas. Este camino no es fácil para nadie, pero como mujer, he de confesar que tuve que esforzarse en demostrar que era igualmente capaz. En un mundo predominantemente masculino como es el de los despachos de abogados y, en general, el empresarial, tuve que compensar con mayor empeño y dedicación. 

A pesar de que somos muchas las mujeres que comenzamos nuestras carreras en firmas de abogados, la realidad es que pocas llegamos a ser socias, a ocupar puestos directivos o a dirigir o a liderar un despacho. Los motivos considero que son fundamentalmente culturales y, en muchas ocasiones, debido a nuestra propia elección de renunciar a nuestras carreras profesionales anteponiendo otro tipo de intereses vitales.

Mahatma Gandhi decía que “la felicidad se alcanza cuando lo que uno piensa, lo que uno dice y lo que uno hace, está en armonía”. Creo que toda decisión adoptada sobre la base de dicha coherencia es correcta y debe ser respetada.

Mi decisión fue clara gracias a mi convicción personal y a la gran pasión que siento por esta profesión. He de confesar que mi segunda etapa como empresaria ha sido bastante diferente a la primera y ninguna de las dificultades con las que he tenido que enfrentarme puedo atribuirlas al hecho intrínseco de ser mujer, sino al desafío de la propia iniciativa empresarial. He tenido que poner el contador a cero para pasar de ser una profesional del derecho, a convertirme además en una empresaria.

Durante esta nueva andadura no ha sido fácil constituir y desarrollar mi propio despacho, pero he contado con un gran respeto y total apoyo de grandes clientes y compañeros en el contexto profesional y empresarial en el que me rodeo. Esta realidad no es fruto de la casualidad, creo que es el resultado de toda la dedicación y trabajo realizado desde mis comienzos.

Además, gracias a ese esfuerzo personal y a esa elección vital, tengo la gran fortuna de disfrutar de esta profesión rodeada de un equipo de profesionales que reúnen las tres famosas cualidades que cita Howard Gardner en su estudio Goodwork Project, profesionales “excelentes, comprometidos y éticos”, para juntos poder cumplir con el objetivo primordial de prestar un servicio jurídico excelente a nuestros clientes, esforzándonos con esmero cada día en resolver e impulsar sus asuntos y defender firmemente sus negocios e intereses como si fueran los nuestros. 

Pocos objetivos son sencillos. El camino a la igualdad tampoco lo es y queda mucho por hacer. No obstante, considero que la pieza clave para el avance profesional está en nosotras a nivel individual y en nuestra unión como colectivo. Será un camino con menos barreras si somos las mujeres quienes juntas, con una actitud positiva, impulsamos nuestras carreras de una forma proactiva y decidida para alcanzar nuestras metas y objetivos, a pesar de las dificultades.

 

Consultar artículo: https://www.legaltoday.com/actualidad-juridica/mujeres-por-derecho/la-clave-esta-en-nosotras-2021-11-04/